Desde pequeño, sus primeras notas y música fueron influenciadas por sus padres, su madre María, cantante de festivales regionales y su padre, Carlos, percusionista de orquesta.
Cuando Nelson tenía 8 años, armó una batería con tarros de leche en polvo, y a la hora de almuerzo tocaba con los servicios en la mesa, algo que extrañó a sus padres, ya que no era una conducta muy habitual en él, porque él siempre fue un niño muy tranquilo.
Su primer instrumento fue un par de timbales, que a los 13 años los sacaba a escondidas de su padre. A los 16 años le llega su oportunidad, ya que el timbalero de la orquesta en la que estaba su padre no llega a una de sus actuaciones, en la cual su padre le pide que toque si es que está seguro de que pueda hacerlo, y en caso de que no pudiera, que se dedicara a otra cosa. Sin previo ensayo y sin conocimientos acerca de las canciones que su padre quisiera que tocase, Nelson allí descubrió que la música sería su vida y su pasión, que desde allí comenzaría todo.
A los 17 años es convocado a cumplir el servicio militar, lugar que le sirvió para tomar cursos de percusión y batería, algo que lo ayudaría a perfeccionarse en su verdadera pasión.
Desde su salida del servicio militar, ha sido parte esencial en su orquesta, el grupo Albacora, tocando en eventos a lo largo del país, de norte a sur, de este a oeste, tocando todos los fines de semana en todo tipo de fiestas y eventos.
En 2003 conoció a Rodrigo Iter, consagrado baterista de la misma ciudad de Nelson, Coquimbo. Rodrigo se convirtió en su amigo y tutor en el mundo de la percusión y batería, orientándolo en distintos ritmos tropicales y latinos, escenas en la cual Nelson está presente.
Él tiene un estilo tropical latino, influenciado por el timbalero Tito Puentes, con compases de dobles y cinco paos, algo que ayudó a que Nelson encontrara su estilo propio a la hora de tocar batería y timbales.
En la actualidad, Nelson sigue con sus proyectos en su orquesta, y además busca perfeccionarse a sí mismo en el arte de la música.